Un debate y un atentado revolucionan la campaña


NICHOLAS DALE LEALFoto del artículo
Después de un buen tiempo de ausencia, les vuelvo a mandar un cálido saludo, lectores:‌
Primero que todo, espero que me perdonen el silencio. Tal vez se dieron cuenta de que yo he estado de vacaciones de verano y, más importante, que la campaña electoral estadounidense no me esperó. Durante el mes largo en el que no estuve han pasado muchísimas cosas, definitivamente demasiadas para contar cada una detalladamente. Les dejo aquí, entonces, un escueto resumen repleto de enlaces de interés para que estén más enterados que nadie de las elecciones más significativas, e impresionantes, del mundo en mucho tiempo. 
Tal vez se habrán enterado de que se celebró el primer debate presidencial entre los dos candidatos, varios meses antes de lo que se acostumbra; y que la actuación del presidente Biden, que produjo respuestas ininteligibles y se le vio confundido, encendió las alarmas de los demócratas a niveles de pánico por sus capacidades y edad. Han pasado varias semanas desde entonces y no cesan los llamados de figuras del partido, donantes y votantes para que se aparte y deje el puesto a otro posible candidato. Sin embargo, Biden se ha mantenido firme y por ahora sigue aspirando a la reelección. Pero es posible que de aquí a la convención demócrata a finales de agosto las cosas cambien. Trump lidera las encuestas cómodamente y decir que Biden está de capa caída sería muy generoso. Todo sigue en el aire, a pesar de que el presidente y su entorno más cercano no han dado señales de estar dispuestos a dar un paso al lado.

Pero en este año de elecciones globales, todo eso no es nada. Una noticia de este fin de semana ha revolucionado la campaña todavía más. El sábado pasado en un mitin en Pensilvania, el presidente Trump fue víctima de un atentado contra su vida. Mientras hablaba frente a miles de simpatizantes, varios disparos sonaron. El expresidente se llevó la mano a la oreja derecha ensangrentada y se constató que una bala lo había rozado. Se salvó por los pelos. El caos siguió. Cayó al suelo y lo rodearon agentes del Servicio Secreto. Se identificó el atacante en un techo de un edificio cercano y un francotirador le dio de baja. Trump se incorporó tras unos momentos y, antes de que lo bajaran del escenario, produjo un momento icónico que marcará para la Historia estas elecciones: levantó el puño y, con hilos de sangre en la cara, gritó al público “¡fight!” (“luchen”). La imagen ya es icónica. Los asistentes empezaron a corear “U-S-A” una y otra vez. La campaña presidencial había dado un vuelco del que no hay vuelta atrás y cuyas consecuencias siguen siendo impredecibles. 
 Foto del artículoJ.D. Vance y Donald Trump en un mitin en Ohio en 2022. / DAVID MAXWELL (EFE)
Sin embargo, aunque todo ha cambiado, como el atentado fue fallido, los calendarios no. Esta semana se está celebrando la convención republicana en Milwaukee (Wisonsin). Aquí es donde se rereconfirma, ante cualquier duda que en realidad nunca existió, que el expresidente Trump es el candidato del partido rojo. Sucedió ayer. Pero probablemente mucho más interesantemente, también ayer se acabó con la única incógnita verdadera que quedaba del lado republicano: Trump anunció que el senador de Ohio J.D Vance lo acompañaría en la papeleta como candidato vicepresidencial. ‌
“Tras largas deliberaciones y reflexiones, y teniendo en cuenta el enorme talento de muchos otros, he decidido que la persona más adecuada para asumir el cargo de vicepresidente de los Estados Unidos es el senador J. D. Vance, del Gran Estado de Ohio”, ha anunciado Trump en su red social, Truth, en un mensaje en el que repasa su biografía. Con Vance, Trump opta por alguien joven, en cuya lealtad confía, pero que se ha mostrado duro en sus posiciones políticas, a veces extremista incluso. La elección no encaja demasiado en esa moderación que ha prometido.‌
Con un Trump reaparecido con una venda Van Goghiana en la oreja, el resto de esta semana habrá diversos actos en la convención que dejarán tan claro como nunca que él es el amo y señor del partido republicano. Su discurso está previsto para el gran cierre de la convención del jueves; después de una pasarela de figuras del partido, como su contrincante en las primarias Nikki Haley, que se espera arroparán a su líder fuerte cuya narrativa de perseguido político construida como respuesta a los 94 cargos penales que hasta hace poco pesaban en su contra, ha sido reforzada como nunca después del atentado. ‌
La semana será un festín para Trump, mientras los ojos también estarán puestos en la continuada reacción del presidente Biden, que ya habló públicamente tres veces en 24 horas tras el ataque del sábado. Su agenda esta semana lo lleva al estado crucial de Nevada, donde hablará en eventos de los grupos políticos afroamericanos y latinos más importantes del país, buscando asegurarse una base que parece que se le escapa.  ‌
Hasta ahí por hoy, pero de aquí a noviembre los acompañaré sin falta siguiendo esta carrera que, por si quedaban dudas, es histórica.

Una respuesta a “Un debate y un atentado revolucionan la campaña”

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