
10/06/2025
Con una resiliencia que conmueve y una fe que trasciende el abismo del dolor, doña Melba Segura de Grullón, presidenta de la Fundación Sur Futuro, acaba de plantar la simiente de un legado imperecedero.
Puede decirse que ha encendido un faro de esperanza en memoria de lo más preciado: su hija Alexandra María Grullón de Estrella, arrebatada en la trágica noche del Jet Set.
Ha anunciado, en recuerdo a la memoria de su finada hija, la creación del Fondo Académico y Cultural Alexandra Grullón.
Este Fondo, fraguado en el corazón de una madre que transforma su luto en acción, no es solo un programa de becas.
Es un tributo viviente al espíritu de Alexandra, un eco de su anhelo más profundo: “Que tengamos el mejor país posible”.
Su propósito es claro y noble: financiar estudios universitarios y artísticos para jóvenes de escasos recursos, iluminando así caminos que el azar o la adversidad amenazaban con oscurecer.
La selección de los futuros becarios priorizará a los más necesitados, extendiendo una mano especial hacia las víctimas y sus familias de la tragedia del 8 de abril, tejiendo un manto de solidaridad sobre la herida compartida.
Doña Melba, en un testimonio que estremece, confesó : “En estos momentos, donde siento la presencia de Dios más cercana que nunca, comprendo que mi vida es, irrevocablemente, una vida para servir. Sirvo orando, sirvo dando gracias a Él, porque mis fuerzas humanas se agotan, pero las suyas me sostienen.”
Este acto de profundo amor maternal sigue no solo el impulso de su propio compromiso social plasmado en Sur Futuro, sino también la estela luminosa de su esposo, el recordado banquero y filántropo Alejandro E. Grullón, forjador de instituciones vitales para el país.
El Fondo Académico y Cultural Alexandra Grullón es más que una institución benéfica.
Es un monumento al amor que vence a la muerte, una promesa de futuro tejida con los hilos rotos de un presente doloroso.
En cada joven que levante su mirada gracias a una beca, en cada sueño artístico o académico que florezca, la esencia luminosa de Alexandra perdurará.
Su memoria no se guardará en silencio; resonará en las aulas, vibrará en las creaciones, y se multiplicará en el servicio de quienes, gracias a su legado, podrán construir ese “mejor país posible” que ella soñó.
!Enhorabuena!
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