Aleksandr Dugin o la democracia como civilización satánica

diciembre 2024

Las recientes intervenciones en la India del intelectual ruso Aleksandr Dugin, cercano al Kremlin y enemigo de la democracia, dan cuenta de los problemas de algunas de las ilusiones multipolares y obligan a reflexionar a la izquierda.

Kavita Krishnan

<p>Aleksandr Dugin o la democracia como civilización satánica</p>

Aleksandr Dugin, un destacado ideólogo putinista de Rusia, estuvo en Nueva Delhi en noviembre pasado. No ha habido en el país ningún escrutinio crítico de su visita entre analistas políticos, intelectuales y activistas prodemocracia. Pero no podemos permitirnos tal indiferencia. Dugin encarna un movimiento ideológico global contra la democracia que está ganando terreno rápidamente entre diversos públicos de todo el mundo, incluida la India. 

Quienes nos consideramos defensores de la democracia y del laicismo, no podemos ignorar a este publicista ruso. Mirar a Dugin a los ojos no es fácil para muchos de nosotros [en la izquierda], porque hacerlo nos obliga a cuestionar formulaciones sobre las relaciones internacionales y la geopolítica a las que estamos profundamente apegados. Pero su visita a la India puede facilitarlo.

La India, China y Rusia como modelos de multipolaridad

En su intervención en un evento sobre los BRICS [Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica] organizado por la agencia de medios rusa Sputnik News, Dugin afirmó: «Rusia no solo lucha contra Ucrania, sino que desafía el orden mundial unipolar para allanar el camino a un mundo multipolar justo y pacífico».

Se trata de una formulación putinista, pero esta afirmación (o alguna de sus variantes) también se repite ampliamente como «sentido común» entre progresistas e izquierdistas en la India. Las declaraciones de Dugin en Nueva Delhi y en otras partes obliga de manera urgente a reexaminar si ese sentido común es realmente juicioso.

«Tenemos que replantearnos todas las teorías de las relaciones internacionales», dijo, «reconociendo una era en la que las civilizaciones olvidadas están resurgiendo como actores fundamentales, una característica definitoria de la multipolaridad» ¿Pero cuáles son los «polos» que constituyen esa multipolaridad? La Gran India (Akhand Bharat), la Gran China, la Gran Rusia, el mundo islámico, África, América Latina al igual que Occidente constituirían cada uno una potencia civilizatoria. Dugin realizó entonces un llamamiento a una alianza multipolar global liderada por Donald Trump, Vladímir Putin, Xi Jinping y Narendra Modi. En 2019, en un artículo en la revista india Seminar, el escritor ruso declaró que el éxito electoral de Modi es un signo del ascenso de la India como una potencia multipolar que está afirmando su identidad como «civilización» como un Rashtra hindú2. Este elogio putinista del fascismo de la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS)1 debería hacer reflexionar a los progresistas indios que le creen a Putin cuando dice que Ucrania es «fascista». El propio Putin, en un artículo de 2021, declaró que Ucrania no era una nación separada, sino que formaba parte de Rusia, ya que compartía los mismos «lazos espirituales, humanos y civilizatorios formados durante siglos». En ese texto, Putin dejó claro que no permitiría que Ucrania existiera como nación soberana, sino solo como satélite de Rusia. Dugin ve a otros dos miembros de los BRICS -China y Rusia-, así como a los posibles futuros miembros Irán y Siria3, como ejemplos de tales Estados-civilizaciones, con los que, exhortó, la India como nación-civilización hindú puede construir relaciones «polo a polo».

También ve la victoria de Trump como el «fin del liberalismo y del dominio colonial occidental»: los pueblos de Occidente afirman sus propios valores en tanto civilización contra la «dirección ideológica y geopolítica unipolar defendida por las elites liberales». Tanto en el mundo no occidental como en el occidental, afirma Dugin, «los Estados-civilizaciones han superado a los Estados-nación como bloques de construcción de un nuevo orden internacional»: un orden mundial multipolar. Esto debería obligar a los progresistas de la India a replantearse su idea de que un «orden mundial multipolar» es simplemente una amenaza para el dominio occidental. Es una amenaza para la democracia.

La democracia como Kaliyuga demoníaco

También tenemos que despertar al hecho de que ciertos conceptos del fascismo supremacista hindú -específicamente el espectro manuvadi del Kaliyuga4 como el colapso de las jerarquías de castas y de género- son fundamentales para la campaña «multipolar» de los fascismos civilizatorios contra la democracia.

Dugin dijo a su público indio: «El liberalismo y la sociedad abierta se traduce al indio como 'asuravada' (असुर वाद), las enseñanzas de los demonios, el camino de los demonios. Y todo encaja». Tanto Modi como Trump impulsan la teoría de la conspiración antisemita de que los movimientos de protesta democrática y los partidos de la oposición están financiados por el filántropo estadounidense George Soros. El ministro de Asuntos Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, denuncia todas las expresiones de preocupación sobre el declive democrático de la India bajo Modi como complots financiados por Soros.

Dugin le dio un giro hinduísta: Soros, dijo, es «un poderoso asura (असुर). Uno de los avatares del demonio Kali (कलि)», un agente de la «Nueva era Kaliyuga». El Partido del Congreso5, dijo, estaba influenciado por la agenda demoníaca de Soros. La propaganda del Bharatiya Janata Party (BJP) [Partido Popular Indio], el partido de Modi, dice exactamente lo mismo.

La hija de Dugin asesinada en 2022, Daria Dugina, en un libro publicado póstumamente, ofrece una visión elaborada de la Kaliyuga como el colapso progresivo de cada nivel de la jerarquía de castas. Primero, los chatrias6 arrebatan el poder a los bramanes7, luego los vaisia8 usurpan el poder, y cuando los Sudras9 se convierten en gobernantes, se completa el descenso al Kaliyuga. Dugina Defiende una aplicación global de estas ideas más allá del imaginario social y político hindú. Kaliyuga, dice, es «la era de la democracia y la igualdad, las peores formas de organización sociopolítica».

En una entrevista en Nueva Delhi en 2012, Dugin dijo: «Debemos crear alianzas estratégicas para derrocar el actual orden de cosas, cuyo núcleo podría describirse como derechos humanos, antijerarquía y corrección política: todo lo que es la cara de la Bestia, el anticristo o, en otros términos, Kaliyuga».

Kaliyuga como el espectro de la democracia y el igualitarismo de la «elite liberal occidental/occidentalizada» es invocado por el ideólogo trumpista Steve Bannon y el presentador de podcast y propagandista de Trump Joe Rogan. El término aparece también en memes y camisetas de las subculturas de Internet de la extrema derecha occidental. Y, por supuesto, es un tema clave del anticonstitucionalismo de los extremistas de RSS desde M.S. Golwalkar hasta Mohan Bhagwat y de la propaganda de la era Modi. Trump, Putin y Modi, junto con Hitler, son proyectados a menudo como «Kalki», el avatar del dios Vishnu que liberará al mundo del Kaliyuga y marcará el comienzo de una nueva época de orden.

Recientemente estalló la violencia antimusulmana en Sambhal (estado de Uttar Pradesh), después de que un tribunal ordenara un estudio para determinar si el emperador mogol Babur había arrasado un templo del dios Kalki, de siglos de antigüedad, para construir una mezquita en su lugar. En febrero de este año, el primer ministro Modi colocó la primera piedra del templo Kalki Dham en Sambhal (a 20 kilómetros de la mezquita), donde se esforzó en compararlo con el templo Ram de Ayodhya, construido en el lugar donde una turba supremacista hindú arrasó la mezquita Babri. También indicó que su propio gobierno indicaba que «la rueda del tiempo ha girado» y que la nueva era iniciada por Kalki había comenzado.

Dugin en la Universidad Nehru 

Dugin, que denuncia los derechos humanos como Kaliyuga y quiere un mundo modelado según la jerarquía de castas de Manu10, fue recibido por la Universidad Jawaharlal Nehru como ponente en un acto al que asistió la propia vicerrectora de la universidad. La embajada rusa en Nueva Delhi publicó en la red X su discurso sobre «el mundo multipolar y los estados-civilización». ¿Pero quién es Dugin en tanto académico?

En octubre de 2024, Dugin -que dirige la Escuela Superior de Política Iván Ilyín, que lleva el nombre de un fascista ruso de principios del siglo XX- había anunciado que se ofrecería un nuevo curso académico sobre la «civilización satánica occidental» en la Universidad Estatal Rusa de Humanidades. Ha abogado por orientar la educación rusa lejos de las humanidades liberales y hacia el objetivo de «una militarización total y completa del país, el Estado y el pueblo».

Dugin representa la putinización de la educación rusa. Al propio Putin le gusta referirse a la democracia liberal, el feminismo, los derechos humanos, los derechos de los LGBTI+ y la identidad nacional de Ucrania como ejemplos «satánicos» del imperialismo unipolar occidental. En la Rusia de Putin, los estudiantes y profesores de escuelas y universidades están obligados a reunirse diariamente en formación de «Z»– la letra «Z», además de representar la mitad de la esvástica nazi, es un código para la invasión de Ucrania y para el putinismo.

Sin embargo, no es solo la Universidad Nehru bajo Modi la que confiere legitimidad a un publicista putinista que dice que la democracia liberal es «satánica» y «Kaliyuga». Las universidades de la China gobernada por los comunistas hacen lo mismo.

En 2019, la Universidad Fudan de Shanghái (una universidad pública, dependiente del Ministerio de Educación de China) otorgó a Dugin el prestigioso puesto de investigador principal en su Instituto de China. Ese mismo año, esta destacada universidad china también eliminó la frase «independencia académica y libertad de pensamiento» de sus estatutos y añadió en su lugar una cláusula: «El comité del Partido Comunista de la universidad es el núcleo de dirección de la escuela». Este impone el «Pensamiento Xi Jinping» como parte de la formación obligatoria del profesorado y del plan de estudios de los estudiantes.

El Instituto de China está dirigido por Zhang Weiwei, autor del libro The China Wave: Rise of a Civilizational State [La Ola China: El auge de un Estado-civilización] en 2011. Hablando de este libro, el izquierdista indio afincado en Estados Unidos Vijay Prashad afirma: «Las peculiaridades de la historia china y las características únicas del socialismo chino, que él trata de combinar, es como yo entiendo el ‘Estado-civilización’» Dugin, Prashad y Weiwei se encuentran entre los colaboradores de la Academia China, todos ellos conocidos por apoyar el relato putinista sobre Ucrania.

Normas democráticas

Los fascistas y tiranos tanto occidentales como no occidentales (como Putin, Trump, Xi, Modi, Netanyahu y Orbán) pueden competir o enfrentarse en otros frentes, pero colaboran en una coalición ideológica antidemocrática global. Los progresistas indios defensores de la democracia todavía mantienen sus ojos cerrados a esta realidad y, como resultado, a menudo acaban «normalizando» elementos clave de esta narrativa propagandística.

Un ejemplo es, por supuesto, la reticencia de la izquierda progresista, basada en la preocupación por la «multipolaridad», a apoyar a Ucrania frente a la invasión de Rusia, o incluso a protestar por la importación de petróleo ruso por parte de Modi en beneficio de[l magnate indio Mukesh] Ambani, o por el secuestro de trabajadores indios por parte de militares rusos.

Pero hay otras ocasiones, menos obvias, en las que los discursos antidemocráticos se cuelan en nuestro lenguaje. Cuando sacamos a la luz el doble rasero de los gobiernos democráticos occidentales, nuestro objetivo debería ser hacerles rendir cuentas por ello. En lugar de eso, a menudo nos limitamos a denunciar -constatar- esos dobles raseros para poner en descubierto la violación de «las normas y reglas democráticas liberales occidentales» como parte de la hipocresía occidental.

Un orden mundial basado en reglas reconoce -en principio- que todos los seres humanos en cualquier parte del mundo tienen derecho a la misma norma universal de democracia y derechos humanos, y tienen derecho a juzgar a sus propios Estados y a otros por el grado en que la cumplen.

Nos encontramos en un momento en el que Bejamin Netanyahu lidera el asalto a las instituciones de ese orden basado en reglas: la Corte Penal Internacional (CPI), la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Putin ha hecho lo mismo al negarse a reconocer la legitimidad de la orden de detención de la CPI contra él.

Varias democracias occidentales, por lo demás proisraelíes, miembros de la Unión Europea (UE) y de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), han declarado que cumplirán la orden de detención de la CPI contra Netanyahu. Pero un miembro de la UE y la OTAN ha invitado a Netanyahu a visitar el país: Hungría, liderada por el ultraderechista Victor Orbán.

Un activista de la sociedad civil checa publicó en X: «[La] República Checa es uno de los países más proisraelíes del mundo, pero su viceministro de Asuntos Exteriores confirmó en televisión que las autoridades checas -la fiscalía y la policía- cumplirían la orden de detención de la CPI contra Netanyahu, ‘igual que si Putin viniera a visitarnos’». Comentando este post, la académica feminista checa Tereza Hendl añadió: «El gobierno checo recibió una serie de cartas abiertas durante el año pasado, pidiendo un cambio hacia una política exterior menos campista y más justa en términos generales, se fundó toda una nueva iniciativa académica para debatir sobre Palestina-Israel en la República Checa y el movimiento de solidaridad ha ido creciendo».

El contraste entre Hungría y la República Checa subraya un punto importante. La solidaridad con Palestina (y otros movimientos progresistas) puede construirse eficazmente dentro de la legalidad en un país donde el gobierno quiere ser visto como respetuoso de las leyes. Esto queda descartado en un país donde el líder del régimen saliva abiertamente por la desaparición de las normas democráticas.

Muchas voces en favor de Palestina reprochan el doble rasero de Occidente frente a los casos de Ucrania y Palestina, mientras que ellos mismos revelan su propio doble rasero al no apoyar la resistencia ucraniana o la orden de arresto contra Putin. En cambio, los movimientos de solidaridad checos han exigido a su gobierno, y a ellos mismos, rendir cuentas ante los estándares democráticos. Que para eso están.

Los movimientos populares de todo el mundo tienen que hacer lo mismo. Tienen que tomar partido y expresar su solidaridad basándose en normas democráticas comunes y no en consideraciones geopolíticas. Tienen que construir un movimiento global que defienda los valores y las reglas  democráticas como aspiraciones y como derechos humanos compartidos.

Esa es la respuesta necesaria frente a la peligrosa política de la que Dugin es embajador.

Nota: la primera versión, en inglés, de este artículo fue publicado en la revista The Quint. Puede leerse el original aquí. Traducción: Pablo Stefanoni.

  • 1.Asociación de Voluntarios Nacionales, grupo paramilitar hinduísta de extrema derecha [N.del E.].
  • 2.Una forma de nacionalismo hindú excluyente de otras identidades [N.del E.].
  • 3.Eso lo dijo antes de la inesperada caída de Bashar al-Assad [N.del E.].
  • 4.Periodo conocido como «era de riñas» en las escrituras hindúes. Los hindúes creen que la civilización humana degenera espiritualmente durante el Kaliyuga, conocido como la «Edad Oscura», porque durante este periodo la gente está lo más alejada posible de los dioses. El periodo toma el nombre del demonio Kali [N. del E.].
  • 5.Partido que lideró la lucha por la independencia, con posiciones nacionalistas seculares y de centroizquierda [N. del E.].
  • 6.Casta noble y guerrera [N. del E.].
  • 7.Casta superior portadora del poder sagrado que sostiene el universo [N. del E.].
  • 8.Tercera de las cuatro castas de la sociedad india tradicional. Abarca a comerciantes, artesanos, terratenientes y agricultores [N. del E.]..
  • 9.Casta inferior de sirvientes, campesinos, artesanos [N. del E.].
  • 10.Las Leyes de Manu, nombre del primer ser humano y primer rey que reinó sobre la Tierra, es un texto sánscrito de la sociedad antigua de la India [N. del E.].

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