La Barrick Pueblo Viejo: empresa mezquina

Por: Luis Roja

26 enero 2025

Podría decirse que la tensión, la incertidumbre, la confrontación, la violación a los derechos humanos y la agresión continua a los recursos naturales son los factores sustanciales que han caracterizado las relaciones entre la Barrick Gold y los habitantes de las comunidades de Pueblo Viejo, Cotuí. La llegada de dicha empresa a República Dominicana, en el 2005, captó la atención y enfadó a un segmento importante de la sociedad dominicana, independientemente   de la actitud entreguista y complaciente que asumió al respecto el presidente de entonces, el doctor Leonel Antonio Fernández Reyna.

Los constantes, costosos y deliberados esfuerzos comunicacionales y de marketing emprendidos por los estrategas de la Barrick, no han logrado construir una imagen pública favorable y creíble. Como se sabe, la Barrick Gold, cuando arribó a la República Dominicana adquirió la empresa Placer Dome y sus derechos mineros en la mina de Pueblo Viejo, ubicada en Cotuí. Desde entonces, ha estado operando en el país, al margen de las normas internacionales que rigen la minería responsable. La presidenta actual de Barrick Pueblo Viejo, Juana Barceló, igual que los anteriores, se ha empeñado en buscar aliados estratégicos, tratando con ello de limpiar su borrosa imagen pública y su dudosa reputación.

En definitiva, la conducta de Barrick Pueblo Viejo no tiene nada que ver con los valores y principios que sirven de sustento a la minería responsable. Por lo general, las empresas de capital foráneo, tanto en RD como en los demás países en vía de desarrollo, actúan de manera diferente a como hablan. Es decir, tienden a invertir grandes cantidades de dinero buscando con ello comprar todo cuanto se venda. Los ejecutivos y directivos de la Barrick tienen suficiente experiencia tapando lo mal hecho, así como buscando socios estratégicos locales e internacionales que validen sus malas acciones mineras en Cotuí.

Es inconcebible, vergonzoso e irónico la actitud sumisa, complaciente y blanducha que han asumido supuestos representantes del Estado dominicano, con relación a la forma grosera, arrogante y prepotente de la Barrick Gold en contra de humildes campesinos y sus reducidas propiedades. La minera de origen canadiense, no conforme con el daño medioambiental que ha provocado y la acumulación de riquezas derivadas de la extracción indiscriminada de oro y plata, pretende continuar depredando los bosques, contaminando los ríos y despojando a los campesinos residentes en las comunidades El Naranjo, El Higo, Las Tres Bocas, El Rayo Vuelta, entre otras localidades de Cotuí. La minería responsable y sostenible es clave para minimizar los impactos negativos en el medio ambiente y las comunidades locales, práctica que nunca ha llevado a cabo la Barrick.

La presidenta de Barrick Pueblo Viejo, Juana Barceló, pretende reubicar a más de 600 familias en diferentes localidades de la provincia Sánchez Ramírez, las que actualmente viven próximo a la empresa minera. Como siempre, la Barrick ambiciona desalojar de sus tierras a personas que representan un obstáculo para que ésta siga actuando libremente en perjuicio de los recursos naturales. La minera se resiste a pagar los precios justos y reales de los terrenos y plantaciones de cacao y otros cultivos agrícolas. Por sus frutos los conoceréis (Mateo 7:15-20). La Barrick anhela las propiedades de los campesinos de Cotuí, con la finalidad de seguir practicando la minería irresponsable de cola.

La señora Juana Barceló no puede creer que los sectores sensatos de la sociedad dominicana permitirán que Barrick Pueblo Viejo continue agrediendo el medio ambiente. En este contexto, lo lógico y normal sería que el Ministro de Energía y Minas, señor Joel Adrián Santos Echavarría, defienda y proteja los recursos naturales del pueblo dominicano. Recuérdese que Joel Santos siempre ha jugado con el equipo del sector empresarial. Por ejemplo, Santos fungió como presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES) y de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE). Además, fue gerente general de la Administradora de Fondos de Pensiones Reservas (AFP Reservas). Como se puede observar, lo más probable es que Joel Santos juegue en el mismo equipo de Juana Barceló, presidenta de la Barrick Pueblo Viejo. ​Frente a los abusos y atropellos protagonizados por la minera canadiense, ¿qué está haciendo el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, señor Paíno Henríquez?

La minería responsable implementa prácticas que reducen la contaminación, gestiona adecuadamente los residuos y la restauración de áreas afectadas. Además, garantiza condiciones seguras y saludables para los trabajadores, cumpliendo con normativas y estándares de seguridad. La Barrick Gold no respeta los derechos de las comunidades. En pocas palabras, el modelo de explotación minera que lleva a cabo la Barrick se reduce solo a una actividad económica, la cual no respeta ni protege el entorno natural ni social. El concepto de negocio de la Barrick Pueblo Viejo es similar al que llevan a cabo las Administradoras de Fondos de Pensiones y Riesgos de Salud (AFP y ARS): lo ancho para ellas y lo estrecho para el Estado dominicano y los habitantes de Cotuí.

El enfoque de minería responsable implica que la empresa minera asume como parte de sus principios corporativos las siguientes acciones: reducir el consumo de agua, conservar la biodiversidad, respetar los derechos humanos, contribuir al desarrollo económico del país, cumplir con las normas medioambientales, adoptar las mejores prácticas internacionales, defender el estado de derecho, entre otras actividades a las que la Barrick no toma en cuenta. Igual que en otras ocasiones, serán el Estado y el pueblo quienes finalmente pagarán los platos rotos y los resultados de las malas decisiones de Juana Barceló y su Barrick Pueblo Viejo.

Sin lugar a duda, la presidenta de la Barrick Pueblo Viejo, Juana Barceló, piensa, decide, actúa, habla y se relaciona igual que los sustentadores nacionales y globales del capitalismo salvaje, sin responsabilidad social, sin mecanismos creíbles para mitigar los efectos nocivos de la actividad minera en perjuicio de los recursos naturales no renovables, así como al margen de principios y valores éticos sinceros y sostenibles. ¿Quién defenderá los derechos e intereses de las 600 familias que tienen sus pequeñas propiedades en comunidades donde la empresa minera canadiense pretende continuar depredando el medio ambiente de Cotuí? ¿Permitirá el gobierno dominicano (Ministerios de Energía y Minas y el de Medio Ambiente y Recursos Naturales) que, por un puñado de dólares, la Barrick Gold siga violando las normas internaciones que sustentan la minería responsable y sostenible?


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