Un ministro dimite después de que la policía revelara que la Seguridad Social descontaba a jubilados pagos sindicales sin permiso


São Paulo – 02 MAY 2025
Los actos de este Primero de Mayo en Brasil estuvieron marcados por un recién descubierto fraude millonario y la ausencia del presidente. Luiz Inácio Lula da Silva, antiguo obrero, sindicalista y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), hizo saber días antes, con una débil excusa, que no asistiría. Probablemente, una manera de intentar protegerse ante el escándalo que sacude a su Gobierno y salpica a su hermano José Ferreira da Silva, un veterano sindicalista conocido como Frei Chico. Durante seis años, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) descontó, sin consentimiento de los jubilados, parte de la pensión como aportación a una docena de sindicatos. El ministro de la Seguridad Social, Carlos Lupi, dimitió este viernes tras reunirse con Lula. Cayó tras conocerse que obvió varios avisos de organismos gubernamentales sobre las irregularidades.
Los descuentos ilegales a los jubilados, que empezaron en el Gobierno de Jair Bolsonaro y siguieron con Lula, superaron durante ese periodo los 6.000 millones de reales (unos 1.000 millones de dólares), según la policía, que investiga qué porcentaje fue ilegal. Por el momento, los investigadores no han ofrecido ninguna estimación sobre la cifra de pensionistas afectados.
Lula se refirió por primera vez al fraude el miércoles, en su pronunciamiento por el Día Internacional de los Trabajadores. “La contraloría y la Policía Federal han desmantelado en la última semana una trama criminal de descuentos indebidos a pensionistas”, afirmó. Añadió el presidente que ha ordenado al Abogado General de la Unión que denuncie a los sindicatos beneficiados para que esto devuelvan el dinero a los pensionistas afectados.
El caso ha salido a la luz en un momento en que Lula sufre el peor dato de popularidad desde que alcanzó por primera vez la presidencia, en 2002. Y eclipsa su medida estrella, una rebaja de impuestos que acaba de proponer al Congreso por la que quien gane menos de 5.000 reales (880 dólares) quedará eximido de pagar impuesto de la renta. El Ejecutivo, en el ecuador del mandato, se ha apresurado a señalar que las aportaciones sindicales no autorizadas empezaron con Bolsonaro en el poder y que fue con Lula cuando el fraude empezó a ser investigado.
Días antes de que el ministro de la Seguridad Social se viera forzado a dimitir, Lula relevó al jefe máximo del Instituto de la Seguridad Social, que aparece en el centro de la trama. El Gobierno también ha prometido que reembolsará el dinero irregularmente descontado, pero el potencial dañino del escándalo para Lula es grande porque da alas al enraizado odio entre una parte de los brasileños contra el PT aunque el ministro afectado pertenece a otra sigla de la coalición.
A Lula el escándalo también le salpica a nivel personal porque al frente de una de las centrales que supuestamente recibieron ese dinero de manera irregular está Frei Chico, su hermano mayor, que a los 83 años no se ha jubilado y encabeza el Sindicato Nacional de los Jubilados y Mayores (Sindnapi, por sus siglas en portugués). Fue precisamente él quien que convenció, allá por los años sesenta, a Lula, entonces un obrero metalúrgico, a embarcarse en la lucha sindical.
Desde 2020, los ingresos del sindicato vía descuentos en pensiones se multiplicaron por cinco, según el diario Estadão. Sindnapi asegura que ese aumento obedece al incremento de socios durante la pandemia y defiende la inocencia de Frei Chico.
La policía sospecha que funcionarios de la seguridad social y sindicatos se aliaron para crear una “industria de producción de descuentos ilegítimos [de las pensiones], utilizados ilegalmente por las entidades asociativas [para financiarse]”, según la investigación, citada por Folha de S.Paulo. La operación policial es el resultado de auditorías en 29 entidades y entrevistas con 1.300 pensionistas. Los agentes detuvieron a tres personas, realizaron unos 200 registros y se incautaron de coches de lujo, joyas y dinero en efectivo.
En los últimos dos años, más de un millón de jubilados reclamaron al Instituto de la Seguridad Social porque les estaban descontando sin permiso la aportación sindical. Esas quejas y el aumento súbito del montante de los descuentos hizo sospechar al Tribunal de Cuentas, que comunicó las irregularidades a los responsables de la Seguridad Social, que no tomaron medidas.
El cobro no consentido de dinero para los sindicatos comenzó en 2019, según la investigación. Dos años antes, el Gobierno de Michel Temer aprobó una reforma laboral que abarató el despido y eliminó el impuesto sindical obligatorio, que era descontado automáticamente a cada trabajador. Ese cambio dejó a las centrales sin una gran vía de financiación y las debilitó de manera significativa.
Lula excusó su presencia en los actos del último 1º de Mayo con el argumento de que había varios eventos y no podía acudir a todos. Probablemente, temía que se repitiera el bochorno del año pasado, cuando se encontró casi sin público en el principal mitin convocado por los sindicatos de la órbita del PT. Menos de dos mil personas acudieron en São Paulo a escuchar al presidente, rodeado de un buen puñado de ministros.
Esta vez Lula ha preferido no arriesgar. En unos días saldrá de viaje al extranjero, una faceta en la que le resulta más fácil brillar que en casa. El próximo día 9 será uno de los invitados de Vladímir Putin en el desfile oficial por el 80º aniversario de la victoria contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial y después visitará a Xi Jinping en Pekín.
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